27 feb 2011

UNOS BANDIDOS VS LA COMUNIDAD

Un  antro  de  mala  muerte

por
Puerto Madero, el reconvertido Puerto de Buenos Aires, es hoy un orgullo para los argentinos y tiene fama mundial. En los antiguos galpones se come el mejor churrasco y en los alrededores se puede realizar la caminata más placentera.   
Si preguntáramos a cada uno de los paraguayos ¿qué representa para ellos hoy el Puerto de Asunción?, obtendríamos respuestas de todos los tonos y todos los colores.
A primera vista, la zona portuaria de la Madre de Ciudades rebosa de mugre y roña. Hay basura y desechos por doquier, desordenados puestos de venta y todo tipo de desperdicios flotan bajo el muelle. Hay podredumbre, olores nauseabundos y pestilencia por doquier.    El Puerto de Asunción, como institución pública, también es un botín electoral donde pululan  planilleros,  operadores políticos y abundan los mal llamados “funcionarios”, que no cumplen ninguna función.
Haciendo la salvedad correspondiente, en respeto a las honrosas excepciones, el Puerto de Asunción también es una cueva de rapiñeros de contenedores, desvalijadores de paquetes y saqueadores de encomiendas que necesariamente deben pasar por allí para ser despachados.   
Amén de la gente trabajadora y decente que se pueda encontrar actualmente allí, el Puerto de Asunción hoy es lo que se llama un “antro de mala muerte”, un lugar sombrío, de mal aspecto y bajísima reputación. Un punto lleno de malandrines, holgazanes, haraganes, rebeldes sin causa, seudosindicalistas y personajes indeseables de antología.   
En una pequeña porción de este lugar –que incluye el edificio histórico, sus pórticos hacia la bahía, la plazoleta y uno de los tantos galpones– se quiere implementar el Proyecto Ciudadela para la conmemoración del Bicentenario.   
Se pretende dar un nuevo perfil a este sitio tan degradado con algunos locales destinados a degustar la gastronomía, escuchar música, apreciar las manifestaciones artísticas, comprar artesanías o simplemente disfrutar de paisaje ribereño.   
El nombre no habrá sido escogido al azar. Ciudadela en realidad se refiere –desde la antigüedad– a una fortaleza, un recinto cívico originado del vocablo italiano “cittadella”, diminutivo de ciudad, que quiere decir “ciudad de todas las ciudades”.   
El proyecto está pensado para los asuncenos, los paraguayos, los turistas. Busca recuperar el espíritu perdido del centro histórico capitalino. Un lugar donde se pueda rememorar un pasado de grandeza, reencontrarse con las raíces de cuando a este país solo se llegaba por agua, a través del río que dio nombre a la Nación, un río que conoce de sus glorias y de sus penurias.
Pero resulta que el proyecto tiene la férrea oposición de quienes dicen ser “sindicalistas” que creen que el proyecto “partirá en dos a una institución” y va a terminar con el Puerto de Asunción, entre otras predicciones catastróficas.   
Cabe preguntarse, ¿qué sentimiento patriótico mueve a esta gente para el sabotaje de un proyecto que intenta devolver su dignidad perdida a un sitio tan importante para los paraguayos?



La ciudadanía podrá tener acceso a este idílico atardecer frente a la Bahía de Asunción desde este sector del muelle que será reorganizado y embellecido, según el proyecto.











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